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La apuesta de pascal sensatez o miedo

El cristianismo no merece perdón por haber aplastado a personas como Pascal. […] ¿Qué es lo que combatimos en el cristianismo? El que él quiera quebrar a los fuertes, que quiera desalentarlos, aprovechar sus malos momentos y su cansancio, transformando su orgullosa seguridad en inquietud y cargos de conciencia […] hasta que los fuertes sucumben en los excesos del autodesprecio y del automaltrato: esa manera lúgubre de sucumbir, cuyo ejemplo más afamado lo ofrece Pascal. (Nietzsche. Nachlass. KSA 13, 11[55], pp. 27s.)

No se ustedes, pero en mi experiencia personal no me desperté un día diciendo «soy ateo» y proclamandolo a los cuatro vientos. Como probablemente será el caso de muchos otros nací en una familia católica (afortunadamente respetuosos), y encima de eso estudié en un colegio de una comunidad religiosa. Esto último contribuyó a mi desprecio, primero por la institución religiosa al darme cuenta de lo mojigatos, mentirosos y doble moralistas que son, y posteriormente a mi rechazo a algo que no tiene ni pies ni cabeza como la religión.

Sin embargo, como ya mencioné al inicio, eso no ocurrió de un día para otro. En ese camino que recorrí me encontré con múltiples opciones, opiniones y posturas, y una de ellas fue la famosa apuesta de Pascal. En su momento (tendría yo unos 14 años) me pareció bastante válida, pero quisiera hacer un análisis ahora, después de pasados unos cuantos años. Veamos que nos dice Pascal:

Entonces examinemos este punto y digamos: «O Dios existe o no existe.» Pero ¿hacia dónde nos inclinamos? Aquí la razón no puede determinar nada. Nos separa un caos infinito. En un extremo de esta distancia infinita se lanza una moneda que va a caer cara o cruz. ¿A qué quiere usted apostar? La razón no puede hacer que usted opte por una u otra parte, ni puede probarle que una u otra parte está en el error…Sopesemos la ganancia y la pérdida que supone decir que Dios existe. Cuantifiquemos los dos casos: si usted gana, lo gana todo; si usted pierde, no pierde nada. Entonces no lo dude: apueste a que sí existe. (Pascal. Pensées, p. 150-151)

¿A qué se refiere Pascal con ganar todo y no perder nada? (Dejaré intencionadamente por fuera aquello de «Aquí la razón no puede determinar nada» por ser objeto de este post la apuesta en sí. Sin embargo, cualquier aporte al respecto de este otro tema es bien recibido). Lo que nos está proponiendo Pascal es hacer una suposición al mejor estilo de la teoría de juegos y el dilema del prisionero. En este juego contamos con las siguientes opciones: dios existe/no existe, creemos/no creemos; y los resultados son:

  • dios existe y creemos: Obtenemos una ganancia infinita en la vida eterna (eternidad placentera en el paraíso)
  • dios existe y no creemos: Obtenemos una pérdida infinita en la vida eterna (eternidad de sufrimiento en el infierno)
  • dios no existe y creemos: Pérdida infinita al perder la oportunidad de haber disfrutado de ciertos placeres en vida.
  • dios no existe y no creemos: Ganancia infinita después de haber muerto al corroborar que estábamos en lo correcto.

La posición de Pascal se basa, para mi, en que la existencia de dios conlleva la existencia de la vida eterna, lo que hace que las opciones en las que dios existe tengan mayor relevancia ya que la vida terrenal no sería nada en comparación con la eternidad. En esta situación, la ganancia o la pérdida en los casos en que dios existe son mucho mayores que en los casos en los que dios no existe; de manera que hay que apostar por creer en dios así no exista.

Sin embargo, veo dos grandes problemas en esta concepción (de nuevo refiriéndome solo a la apuesta). Por un lado, la pérdida infinita en la vida eterna se está asumiendo bajo el único parámetro de no creer; es decir, una persona puede llevar una vida ejemplar pero si no cree en dios igual se irá al infierno…que belleza de dios.

Por otro lado, se está asumiendo también que los que no creen en dios llevan una vida díscola, éticamente deplorable y que son practicamente criminales. ¿Cuales serán esos placeres a los que uno se negaría en el caso de creer en dios y que no exista? Aquí no solo se está asumiendo que la única vida correcta es la vida cristiana sino que, como ya mencioné en el anterior párrafo, esta vida debe estar sometida a la creencia en un ser, en el mejor de los casos, mitológico.

Así pues, tenemos a un dios tan vanidoso que nos exige creer en él para acceder a sus «premios», y tan caritativo que enviará a los mayores tormentos a aquellos que no crean en él así sean buenas personas, lo que nos conduce a presumir que también si usted es un ser de la peor calaña pero cree en dios se salvará….eso explicaría la pederastia eclesiástica y todos sus demás crímenes contra el avance de la humanidad, pero de ninguna manera se convierte en un argumento válido para inculcarle creencia a los demás.

En conclusión la famosa apuesta no tiene nada de sensato, pero si tiene mucho de algo que las comunidades religiosas manejan a la perfección: MIEDO. El infundir terror es lo que ha llevado a la prosperidad a todos estos cultos mentirosos. Terror a la muerte, a un supuesto sufrimiento eterno, a un ser imaginario que en cualquier momento vendrá a juzgarnos en base a quién sabe qué, etc. El miedo es el caldo de cultivo de las creencias y la superstición, y ese miedo solo puede superarse de una manera: conociendo, aprendiendo, indagando; métodos muy diferentes a esconderse en las faldas de un dios que vendrá a arreglarlo todo por nosotros.

REFERENCIAS

  • Mitchell, Helen. Raíces de la sabiduría. International Thomson Editores. 2001. p. 162 ss.
  • Pascal, Blas, Pensées (Londres: Penguin Group, 1966), p. 150-151.

2 comentarios en “La apuesta de pascal sensatez o miedo

  1. Excelente Post. Acabo de visitar el sito, y con esta lectura ya me gustó. Espero que el autor (o los autores) sigan escribiendo cosas tan bienas como esta. Los seguiré leyendo… 😀

  2. Existe un Ley Creadora de Vida, y es irrelevante que se le llame como se quiera llamar. Las posturas del ateo y del creyente son como las caras de la misma moneda, que con cara gana uno y con sello pierde uno. En las noches estrelladas, las que hoy día prácticamente han desparecido, queda la pregunta ¿En esto tan infinito, somos los únicos habitantes? la respuesta lógica debe ser, hay vida en todo el universo. ¿Porque entonces las doctrinas desde todos sus ordenes no se atreven a decir la verdad del asunto? ¿Que interés hay en ocultar la verdad? porque estamos en un tiempo en que aquello que se oculto ha de salir a la luz pues estamos en los tiempos del despertar de consciencia y esta deja en claro toda la verdad que se han escondido.

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